
El día 21 de abril de 2025 nos concentramos en las instalaciones de logística que el grupo Inditex tiene en Cabanillas, en solidaridad con nuestra compañera Eva, que sufre acoso laboral por parte de Lefties, empresa del grupo.
Aunque parezca difícil de entender, nuestra compañera se encontró con el acoso simplemente por el hecho de solicitar una reducción de jornada por tener a su cargo a una menor de 12 años. Una simple petición de este tipo desencadenó el inicio de la beligerancia de esta “ejemplar” empresa contra ella. Para colmo, tras una reunión con el sindicato, se le impuso una suspensión de empleo y sueldo.
Nos quieren calladas y llenas de miedo. Empezamos a sobrarles cuando ponemos sobre la mesa los derechos y nuestra vida personal. Somos mercancía desechable cuando no satisfacemos la codicia de unos multimillonarios y sus secuaces. En ese contexto, el acoso es la piedra en el zapato de la mayoría de los conflictos, el ejercicio de la violencia por parte de la empresa, el rejón con el que se azota nuestra libertad.
Pero parece que la solidaridad y el apoyo mutuo les duele. No tardaron mucho en reprimir nuestra movilización en la puerta de entrada del complejo. Primero los vigilantes de seguridad y, por último, dos responsables de recursos humanos montaron su propio piquete contra CNT-AIT. Los dos últimos se colocaron frente a la barrera de entrada y salida para “saludar” a la plantilla mientras se les ofrecía panfletos informativos del conflicto.
Por suerte, las trabajadoras de Pull & Bear y Zara Home recibieron con interés la información y sintieron el apoyo mutuo como una verdad por encima de la violencia y la codicia.